Caos. Capítulo 7. Una historia by Jerx

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Yo ya había dejado de postear sobre Caos en este blog... bueno, voy a retomarlo, si no me equivoco, ibamos en el capítulo...

Caos.

Capítulo 7.

“AÑO NUEVO”

En el capítulo anterior…

Abel se entera de que su tío sufrió lo mismo que él, eso de los viajes al pasado, pero debido a la locura, este se da un tiro, no sin antes haberle pedido a Abel que buscara a los que habían fallecido en el primer y verdadero choque en la Ruta 68.

Tiempo después de lo ocurrido, Fatox y Abel se comunican por Messenger, llegando a la conclusión de que hay alguien o muchos más que están variando el transcurso de la Historia, además de ellos.

Era el último día de las Vacaciones. “Un verdadero alivio”, esas vacaciones habían sido una pesadilla, y de las peores, esas que te despiertan en plena noche todo sudado y con un grito de pánico inevitable. Abel salió del cine aproximadamente a las 20:00 hrs. Justo se encontró con la persona menos esperada, ¿recuerdan a José Manuel?

-¿Pero qué estás haciendo acá tan solo?

-A veces es mejor conservar la soledad, te permite momentos de reflexión.

-Sí, a veces, pero no es recomendable tanta soledad. ¿Vamos a servirnos algo? –Abel dudó en aceptar la invitación, pero luego cedió. “¿Qué mal podría hacerme ir?”

Mientras Abel sorbía su bebida con una pajita (si eres chileno, y con una mente perturbada por las pésimas palabras usadas en los chilenismos, y además tienes una mente obscena capaz de imaginar cualquier cosa, quédate con la palabra “bombilla” mejor), José comía unas papas fritas con pollo. Sólo diré que estaban en un restaurante en Pedro Montt, de comida chatarra.

-Parece que no te gusta mucho este tipo de comida.

-Es que estoy muy gordo…

-¿No serás anoréxico también?

-Nada que ver. Tienes una manía por buscar problemas en la gente.

-No es manía, es un don.

-Sí, claro. –Se quedaron en silencio. Abel miraba su plato con empanaditas de queso y una pechuga de pollo.

-¿Y has ido a un psiquiatra como te dije?

-Y dale con que estoy loco, ¡si ya te dije que es verdad! Yo ayer, por ejemplo, fui a… -De pronto, de un segundo a otro, y de total improviso, Abel sufrió algo así como un desmayo, y su cabeza fue a dar al lado de un trozo de pollo y encima de las papas fritas. Mirar eso de por sí era gracioso, pero…

“¿Dónde estoy?”

Al lado del árbol de navidad, sentado en el living de su casa, rodeado por familiares suyos, y por completos desconocidos.

-¿Cuándo van a sacar esa hueá de árbol? Ya pasó hace tiempo la navidad.
-Cuando tengamos ganas. ¿Verdad mi amor? –Respondió y preguntó Cecilia, la madre de Abel.
-Sí mi vida. –Contestó la pareja de ella, ¿Julián?
-Pero si ustedes se ven tan bien juntos, está bien que te hayas separado de ese poco hombre que era tu marido.
“Esto ocurrió en…”
-¿Está listo el asado?
-¡Casi! –Se escuchó lejanamente.
“…Año Nuevo”

Como música de fondo estaba lo más tradicional para el año nuevo, ese tal Tommy Rey. Abel sintió el leve sonido de su celular en su cuarto, fue a contestar inmediatamente.

-¡Aló!
-Abel, ¿te pasó lo mismo?
-Sí.
-Volvemos siempre de la misma forma, ¿será que cuando uno vuelve vuelven todos? –Abel se quedó pensativo.- Ten cuidado, tal vez alguien quiere cambiar algo hoy día, y no es paranoia, pero estoy seguro que está relacionado contigo. Quieren hacerte daño, ¡cuídate! No confíes en nadie…

Sin haberse percatado antes, la voz de Fatox le había sonado distinta ahora, “como más familiar, la debí haber escuchado con más atención, quizás este personaje incógnito es un conocido mío.” Alguien entró a la pieza, era una prima de él, Pamela. Por alguna razón esa chica siempre le había revolucionado las hormonas, seguramente por el tamaño de sus pechos y por sus coqueterías incesantes. “Ella no entró a mi pieza ese día, ni siquiera me miró. Esto es obra del Caos”

-¿Qué estay haciendo acá tan solito?
-Me gusta la soledad… me permite – “pensar, reflexionar, razonar o repasar mis pensamientos”- …prefiero estar solo que rodeado de estupidez.
-¿Estás tratando de estúpidos a nuestra familia?
-Sí, -“siempre están preocupados de cosas superficiales, o… siempre han sido unos imbéciles. No, es mejor, pero sólo escucha la música que tienen puesta, es sinónimo de poca cultura… muy ofensivo…”- ya no son los mismos de antes.
-Pero si siempre han sido así. Lo que pasa es que eres un antisocial y no te gusta que se diviertan, conozco mucha gente como tú, yo los entiendo… mi pololo es así.
-Me gusta ser como soy, no me gusta que me juzguen.-Inevitablemente, la mirada se le iba de la cara derechita a los senos de Pamela. Siguieron conversando, pero luego una duda surgió…
-¿Qué estás haciendo aquí Pame? Tú ya no me habla’i desde 5 años atrás.
-Es que de repente te encontré tan rico al mirarte esa cara que tení, no sé cómo es que no tuvimos nada nosotros dos. –Se sentó en la cama al lado de Abel, él se levantó y encendió la tele de puro nerviosismo.
-Pero si somos primos, ¿cómo va a pasar algo entre nosotros?...
-¡Que importa que seamos primos!… se nota que erí virgen todavía, me gusta esa inocencia tuya. –“Esa ropa tan provocativa... ¡ohhh...! Pero si fue mi sueño desde chico verla desnuda… mirarle ese cuerpo que tiene, sentirlo… ¿Qué hago?, ¿qué mierda hago?...”

Manuel quedó mirando inmóvil a Abel, luego de un rato le levantó la cabeza para sacarla del plato con comida. Ya había pensado que el cabro se le había muerto. Abel expulsó una papa frita llena de baba, la cual le llegó a la elegante ropa del psicólogo. El chico miró para todas partes, vio que estaba sentado en un restaurant de comida rápida, junto a José Manuel. “Todo eso habrá pasado de verdad”

-¿Y has conseguido un nuevo trabajo? –Preguntó Abel, tratando de asimilarse a la realidad.

-Casi te mueres con la cabeza puesta en el plato con comida, escupes una papa que me ensucia la ropa, y te pon’í a preguntar si tengo trabajo. ¿No es esa la huevá más incoherente que puede haber en el mundo?

-Hay otras cosas peores…

Al llegar a su casa, Abel se recostó en su cama e intentó concentrarse. Iba a volver atrás, debía cambiar lo que sucedió… “¿o es mejor que se quede así…?”

“- ¿Será que cuando uno vuelve vuelven todos?” Eso no era posible, pensaba Abel, “Si fuera así, todas las veces que he vuelto él me hubiera llamado o me hubiera comentado sobre lo que le pasó. Ahora mismo voy a probar”

Abel regresó a ese Año Nuevo, pero después de que hubiera tenido ese encuentro con Pamela. Por supuesto que no lo varío, al parecer le había gustado más ese rumbo. “Alguien cambió algo, mi familia ahora se ve más feliz y risueña…” Todos bailando al ritmo de los Reggaeton Boys en el patio en el cual se puede apreciar el espectáculo pirotécnico. La casa de Abel está ubicada en el Cerro Cordillera, por si acaso, tampoco crean que este patio es muy grande, pero es apto para un número reducido de personas.

10…

Abel se sintió molesto…

9…

…¿acaso no era una falta de respeto tanta alegría después de que muriera la abuela y el antipático de su tío?

8…

Abel caminaba a buscar a su madre, no estaba con todos celebrando…

7…

¿Dónde estaba?

6…

¿En su dormitorio?

5…

No…