Capítulo 4.
“EFECTO MARIPOSA”
En el capítulo anterior…
El colegio Rennes debe cerrarse, pues no es seguro que los alumnos estudien en un lugar donde fue asesinado a sangre fría un alumno, además, cualquiera podría ser el culpable. Abel tuvo una extraña visión, se encontraba en la cancha y vio como alguien arrastraba un bulto ¿alucinaciones? Tras haber salido de clases, se dirigía con suma rapidez a su hogar, pero fue atropellado. Al despertar notó que había vuelto al colegio, precisamente, había vuelto unos minutos atrás antes de que ocurriera el accidente. Nuevamente sufría lo mismo…
El teléfono celular timbró. Abel contestó.
-¿Quién habla?
-Fatox- La voz sonaba áspera y desanimada.
-Así que tú eres Fatox… Cuéntame, ¿cuál es tú problema?
-Tú eres mi problema. Eres un verdadero imbécil, ¿no te das cuenta de que todo tiene repercusión?
-¿A qué te refieres?
-Por ejemplo, ahora estamos conversando por celular, y eso no es lo que sucedió realmente.
-¿Y?
-Vas a terminar provocando una tormenta.
-O evitando un huracán.
-Ten más cuidado la próxima vez, tal vez ya no puedas regresar más.
-¿Cómo estás tan seguro?
-No sé, me pareció inusual que pudieras revivir dos veces, es como mucho, ¿no? A propósito, ándate con ella, creo que es la mejor solución.
-Abel… -Se volteó, era Maribel, tal y como la otra vez. Fatox cortó.
En ese instante, muy cerca de ellos dos, Fatox caminaba tranquilamente, vigilándolos. Pero algo imprevisto surgió, un lanza (ladrón, delincuente) apareció de entre la multitud de personas que circulaban por la calle, y le arrebató el celular de las manos. Ni siquiera pudo reaccionar cuando ya el ladrón estaba muy lejos para ser alcanzado. Fatox maldijo y no tuvo otra alternativa que seguir adelante.
-¿Qué vas a hacer ahora?
-Tengo que llegar rápido a mi casa para cambiarme ropa y equiparme para el viaje a Casablanca.
-Tú mamá está en la casa.
-Sí, pidió el día libre. Ella se siente muy mal, sabes, no ha ido a ver a la abuela desde hace ya muchos años. Lástima que ya no la verá con vida…
Abel fue a dejar a Maribel hasta su casa, y tras un pensamiento instantáneo, de forma compulsiva e inesperada, besó apasionadamente a su amiga. Fatox quedó impactado, “no se le pudo haber ocurrido algo mejor”. Luego de que Maribel también quedará atónita, y Abel haya continuado con su camino, Fatox tomó una micro y se marchó. Mientras iba en el autobús, no pudo evitar sentir curiosidad por saber quien era el que estaba tirado en el suelo, tras ser arrollado por un auto. ¿Quién habrá ocupado su lugar? ¿Quién habrá sido el que estuvo originalmente involucrado en el accidente? No tengo idea, y al parecer, él tampoco sabía mucho al respecto.
-Está muerta Abel, ¡mi mamá está muerta! –Ambos, hijo y madre lloraban por la muerte de la mujer. El hombre que estaba presente demostraba firmeza, pero igual unas lágrimas afloraron sin culpabilidad. Lo que más lamentaban ellos, era no haber llegado antes. Este recuerdo se le venía a la mente a Abel mientras miraba por la ventanilla viendo como el paisaje, por la velocidad del bus, mareaba, y observando como ésta vez habían partido más tarde que la vez original.
-¿Por qué llegaste tan tarde hueón? Te dije que vinieras altiro para la casa.
-Es que…
-No hay excusas…
El hecho de que su mamá estuviera enojada con él tampoco lo tranquilizaba, y el hecho de que algunas cosas cambiaran lo inquietaba aún más. “Lo siento mamá, lo siento abuelita, tenía que hacerlo. No quiero que mueran tantas personas… es lo mejor”. Él había ido a conversar nuevamente con José Manuel después de que terminará su clase de Lenguaje y Comunicación, o sea, antes de que los alumnos fueran citados al salón. No había querido ir al comedor, sentía una gran inquietud. Entonces le preguntó:
-¿Qué es el efecto Mariposa?
-¿Hablas de la película?
-No, estoy hablando del verdadero.
-Dícese que el débil aleteo de una mariposa en un lugar del planeta, evitaría un huracán en otro punto del mismo, y al mismo tiempo, desencadenaría en que ocurriera una tormenta en otra parte del globo. Es sobre la inestabilidad del clima. Se refiere más que nada a que pequeñas cosas podrían llegar a armar un conjunto que provoca algo más grande. Es parte de la teoría del caos. –José Manuel hablaba como inspirado por alguna musa invisible, “parece que ese tema le apasiona”.
Abel, su madre y su tío se acercaban a la casa de la anciana. Los dos adultos se sentían pésimos, y miraban con rencor a Abel.
-Entonces si hago pequeñas acciones, tal vez cambiaría una serie de cosas, y a la vez, aquellas cambiarían otras, así sucesivamente en una cadena que terminé rompiendo el Destino.
-No estés tan seguro, como tú muy bien dijiste, no se debe jugar con el destino, puedes salir perjudicado.
-Lo dices como si creyeras lo que te conté.
-Sólo te estoy diciendo la verdad, para que la conozcas, no para que la utilices.
-¿De qué sirve una verdad, si no la tomas y no la puedes apretar?
Rodrigo Santillán, el tío del muchacho, fue el primero en entrar.
-Ésta es su familia, ¿verdad? –Abel se refería a una foto que estaba en el escritorio de Manuel.
-Sí.
-¿Cómo están ellos?
-Muertos. –El psicólogo u orientador, como sea, tomó la fotografía, la miró, y la guardó en su maletín. Salía una mujer joven, de unos 30 años, y un pequeño que podría haber sido de 2 o 3 años de edad.
-Lo único que me queda de ella son sus pinturas. –Dijo el hombre, con nostalgia. Abel se sintió un poco mal…
Fueron al cuarto de la señora. No había nadie. “¿Dónde se habrá ido Margarita?” Margarita era la empleada, y tampoco había rastro de ella. Abel caminó con cierto temor por la oscura pieza, entonces, al mirar al suelo, detrás de la cama, vio algo. Un cadáver, pero apuñalado, con un rostro de profundo dolor y con sangre en exceso derramada en la alfombra. Abel se espantó, y dio un grito. Luego, cuando su madre y su tío vieron el cuerpo, el horror se apoderó de sus almas, y no tuvieron más alternativa que hacer lo mismo, gritar y llorar desconsolados. “Esto no es lo que quería, no hice todo para que terminará en esto, abuela, perdóname, perdóname” Un homicidio, y con una principal sospechosa, Margarita.
Chile/Literatura/Tras la mirada de Jerx
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