Si señores y señoras, como chingados no
me gusta hablar así, llenar de groserías
nuestro idioma, el dialecto que me ha tocado vivir:
reinventarlo cada día, en todo lugar,
a cada idea.
Majaderías, carajo!
No aptas para menores de mente,
impropias en círculos oficiales, en casas de bien,
en iglesias, escuelas o panteones.
Se me salen como el sudor,
involuntariamente.
Dicen exactamente lo que siento
y callan, a veces, lo que pienso.
Son una necesidad que los hipócritas
reprimen (pinches ojetes tan bien educados)
una hormona en los centros del
sistema nervioso de la lengua.
Altisonantes las llaman, escatológicas,
con elegancia… (pinches mamones)
No son mas que un instinto de la necesidad de hablar
de redecir las cosas robadas por los cultos;
son un vocabulario entero, digo, que lo dice todo:
la evolución mas evidente del idioma.
Hay quien humilla nuestra lengua
usando barbarismos, arcaísmo, pendejismos;
las groserías son eternas
y adquieren la nacionalidad de quien las dice.
Son la forma mas sincera de decir la vida,
y ni madres que sean, como piensan muchos,
exclusivas de las clases pobres:
los gandayas del mundo,
los dueños de la especie
y del planeta,
también se llenan la boca y el ano
con la electricidad de nuestro idioma.
Aclaremos: quien habla pulcramente,
con propiedad, educación esmero, algo quiere
algo esconde, algo pide…
o se aburre simplemente y se esta haciendo pendejo…
Grosería: exacta, ambigua,
directa y sutil,
no sabe de homenajes ni pleitesías.
refugio de quien llora
el arma del que lucha,
la medicina de quien estalla,
nadie la busca, nadie la entiende,
tiene su belleza y fuerza expresiva,
porque es vital, universal y eterna,
que vivan las chingadas groserías;
obscenas, prohibidas, necesarias
y que chingue a su madre,
toda forma de silencio…
me gusta hablar así, llenar de groserías
nuestro idioma, el dialecto que me ha tocado vivir:
reinventarlo cada día, en todo lugar,
a cada idea.
Majaderías, carajo!
No aptas para menores de mente,
impropias en círculos oficiales, en casas de bien,
en iglesias, escuelas o panteones.
Se me salen como el sudor,
involuntariamente.
Dicen exactamente lo que siento
y callan, a veces, lo que pienso.
Son una necesidad que los hipócritas
reprimen (pinches ojetes tan bien educados)
una hormona en los centros del
sistema nervioso de la lengua.
Altisonantes las llaman, escatológicas,
con elegancia… (pinches mamones)
No son mas que un instinto de la necesidad de hablar
de redecir las cosas robadas por los cultos;
son un vocabulario entero, digo, que lo dice todo:
la evolución mas evidente del idioma.
Hay quien humilla nuestra lengua
usando barbarismos, arcaísmo, pendejismos;
las groserías son eternas
y adquieren la nacionalidad de quien las dice.
Son la forma mas sincera de decir la vida,
y ni madres que sean, como piensan muchos,
exclusivas de las clases pobres:
los gandayas del mundo,
los dueños de la especie
y del planeta,
también se llenan la boca y el ano
con la electricidad de nuestro idioma.
Aclaremos: quien habla pulcramente,
con propiedad, educación esmero, algo quiere
algo esconde, algo pide…
o se aburre simplemente y se esta haciendo pendejo…
Grosería: exacta, ambigua,
directa y sutil,
no sabe de homenajes ni pleitesías.
refugio de quien llora
el arma del que lucha,
la medicina de quien estalla,
nadie la busca, nadie la entiende,
tiene su belleza y fuerza expresiva,
porque es vital, universal y eterna,
que vivan las chingadas groserías;
obscenas, prohibidas, necesarias
y que chingue a su madre,
toda forma de silencio…
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Posted by Mariana | | Email post
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Y si no le gusta... pues...
Que **ingue a su madre!!!
Muy acertado tu post. Viva el lenguaje florido!!!!
~Oo°~
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