Éramos muchos y parió la abuela. Ya no es ínsula particular de vedetillas baratas el mundo del chisme y el escándalo de callejón, la escaramuza de insultos y desaforo de envidias. Este territorio ya ni siquiera se restringe a la politiquera de cuarta, ruin, ignorante y porfiada que nos rodea. Ahora llegan los otros, los que se supone no deberían estar aquí, en este campo, en estos intercambios de mamarrachadas y desfases de taberna. Estos también usan plumas, pero a diferencia de las otras vedettes no las llevan cocidas en el traje de lentejuelas, haciéndolas saltar pavoneando el culo. Las llevan en la mano y escriben y se supone que piensan, que representan y difunden el intelecto, el entretenimiento presumiblemente culto y no las maneras de verdulera.
Después de 5 años de silencio, desde aquel intercambio de insultos a causa de Borges, Francisco Umbral, bocaza y marrullero como siempre, soltó apropósito de una entrevista sobre el premio planeta, flores como: “las novelas ganadoras no tiene estilo , pero Pérez Reverte tampoco lo tiene y ni críticos ni publico se quejan de ello”, sin venir Reverte a cuento. Y Arturo Pérez Reverte, el mayor vendedor de libros en España en los últimos 15 años y miembro de la RAE, revira en su columna dominical, acusando a Umbral de lo que siempre a sido, un plagiario sin ideas, pero además dice de el “A todo eso añade una proverbial cobardía física, que siempre le impidió sostener con hechos lo que desliza desde el cobijo de la tecla.” , y remata invitándolo a demostrar que tiene “huevos”.
Reverte exagera la afrenta, y ambos, con sus manoteos afectados de niñas enfadadas me causan una profunda lastima. Mas por Umbral, que solo demuestra que es un rabioso senil que no digiere su incapacidad para mantenerte despierto mas de dos paginas y que envidia todo cuanto suene a best séller y a masas, no entiende que el acto de escribir solo culmina al momento de ser leído, y le duele que no lo lean a él, auto nombrado culto, sapiente, inigualable, por lo que considera al lector estúpido y sin discernimiento y tampoco, con su arcaica visión, entiende que la lectura no forma la cultura ni se forma de ella, si no que es solo una consecuencia de ella, y que es ante todo, en el caso de la novela, entretenimiento y no referencia y Reverte cumple, le guste o no, muy bien con su cometido. Y lastima por Reverte que pierde el estilo y reta a golpes a un vejete resentido, eso si, desde la cómoda e impersonal lejanía de su columna y sin ir a buscarlo ya que decidió sacar el fusil y contestar el tiro de esa manera. Además fue la critica a su estilo, o a la falta de el, lo que origino el conflicto, y con eso solo le concede razón.
De Umbral se pueden decir muchas cosas, casi todas malas y ciertas con premio Cervantes incluido, como que es un ególatra vende poses, envuelve tontos, verborreico incongruente, misógino y marica que se empecina en negar a la menor provocación, en cualquier entrevista, su homosexualidad para reafirmar su muy discutida y discutible hombría, constancia viviente de que los premios los gana cualquier papanatas sin meritos y sobre todo que es un provocador ocioso que lanza la piedra y esconde la mano, pero prestarle atención a sus vomitivas decadentes es caer en el juego con la boca abierta y la mirada mongoloide. Por que puestos a resolver injurias literarias Reverte debió retar a golpes a Guy Fiorita de The times cuando dijo aquello de “In Spain, Alatriste is a phenomenon comparable only with that of Harry Potter here.” Que aunque lo escribiera en tono lisonjero no deja de ser una mentada y, ese si, un verdadero insulto, comparar estos personajes.
Aunque siendo francos y haciendo memoria, estas confrontaciones intelectualoides no deberían sorprendernos. Los literatos, por lo menos la mayoría, siempre han sido en el fondo y desde el principio de los tiempos, monigotes faranduleros con tan solo una conjugación verbal superior a la del promedio y su mundillo un caldero de envidias. Solo recordemos las rabietas también seniles del sobre valorado Cela, por cierto amigo y mentor de Umbral a quien nombro “sucesor”, sobre Javier Marias y Antonio Gala, o los pleitos de vecindad entre la Doña y Carlos fuentes al que llamo mujerujo, o el distanciamiento entre Gabo y Vargas Lloza, o el supuesto duelo entre, otro farsante, José Luis Cuevas y no se que poeta paraguayo. O mas atrás el escarnio de Lope sobre Don Miguel Cervantes. Y el mas divertido quizás, la exhibición de celos y envidias protagonizadas por Quevedo y Góngora, que transcurrió entre sátiras castrosas de uno y otro lado y culmino con la compra de la casa de un Góngora decadente y en la miseria por parte de Quevedo, con humillante y vengativo desalojo incluido. Vaya, ni aún el ahora casi beatificado Borges pudo sustraerse ante el influjo de hablar mal de otros escritores y tratarlos con la punta de su bota adora-anglos. A estas alturas ya tampoco me sorprendería que los evangelistas hubieran sentido celos entre si.
Ojala, ya que decidieron dar la nota vacua, Reverte y Umbral se reten a muerte y se batan en una colina ondulada, brumosa y escarpada como las de sus novelas ya que se sienten personajes de ellas, con espada incluida, y se dejen de tiros a distancia. Pero lo cierto es que un pleito a solas y como la sangre manda no da reiting, ni portadas y mucho me temo, que esta bronca, para desgracia de mi morbo, quedara confinada al papel y a la tinta y solo engrosara el anecdotario de las cretinadas literarias, por que ninguno de los dos personajes dejara su escritorio para poner cara al otro, ya no quedan Góngora ni Quevedos y aunque los hubiera, para estas cosas no hacen falta, para esos lances ya tenemos otros entes que nos montan el espectáculo cotidianamente. Lo lamentable es eso, que cada vez es mas difusa la línea entre la bestia culta y la pavada, quizás por que dejo de importar o por que la línea siempre a sido imaginaria.
HOMERO

México/categoria/http://bandacaramelo.blogspot.com/
Después de 5 años de silencio, desde aquel intercambio de insultos a causa de Borges, Francisco Umbral, bocaza y marrullero como siempre, soltó apropósito de una entrevista sobre el premio planeta, flores como: “las novelas ganadoras no tiene estilo , pero Pérez Reverte tampoco lo tiene y ni críticos ni publico se quejan de ello”, sin venir Reverte a cuento. Y Arturo Pérez Reverte, el mayor vendedor de libros en España en los últimos 15 años y miembro de la RAE, revira en su columna dominical, acusando a Umbral de lo que siempre a sido, un plagiario sin ideas, pero además dice de el “A todo eso añade una proverbial cobardía física, que siempre le impidió sostener con hechos lo que desliza desde el cobijo de la tecla.” , y remata invitándolo a demostrar que tiene “huevos”.
Reverte exagera la afrenta, y ambos, con sus manoteos afectados de niñas enfadadas me causan una profunda lastima. Mas por Umbral, que solo demuestra que es un rabioso senil que no digiere su incapacidad para mantenerte despierto mas de dos paginas y que envidia todo cuanto suene a best séller y a masas, no entiende que el acto de escribir solo culmina al momento de ser leído, y le duele que no lo lean a él, auto nombrado culto, sapiente, inigualable, por lo que considera al lector estúpido y sin discernimiento y tampoco, con su arcaica visión, entiende que la lectura no forma la cultura ni se forma de ella, si no que es solo una consecuencia de ella, y que es ante todo, en el caso de la novela, entretenimiento y no referencia y Reverte cumple, le guste o no, muy bien con su cometido. Y lastima por Reverte que pierde el estilo y reta a golpes a un vejete resentido, eso si, desde la cómoda e impersonal lejanía de su columna y sin ir a buscarlo ya que decidió sacar el fusil y contestar el tiro de esa manera. Además fue la critica a su estilo, o a la falta de el, lo que origino el conflicto, y con eso solo le concede razón.
De Umbral se pueden decir muchas cosas, casi todas malas y ciertas con premio Cervantes incluido, como que es un ególatra vende poses, envuelve tontos, verborreico incongruente, misógino y marica que se empecina en negar a la menor provocación, en cualquier entrevista, su homosexualidad para reafirmar su muy discutida y discutible hombría, constancia viviente de que los premios los gana cualquier papanatas sin meritos y sobre todo que es un provocador ocioso que lanza la piedra y esconde la mano, pero prestarle atención a sus vomitivas decadentes es caer en el juego con la boca abierta y la mirada mongoloide. Por que puestos a resolver injurias literarias Reverte debió retar a golpes a Guy Fiorita de The times cuando dijo aquello de “In Spain, Alatriste is a phenomenon comparable only with that of Harry Potter here.” Que aunque lo escribiera en tono lisonjero no deja de ser una mentada y, ese si, un verdadero insulto, comparar estos personajes.
Aunque siendo francos y haciendo memoria, estas confrontaciones intelectualoides no deberían sorprendernos. Los literatos, por lo menos la mayoría, siempre han sido en el fondo y desde el principio de los tiempos, monigotes faranduleros con tan solo una conjugación verbal superior a la del promedio y su mundillo un caldero de envidias. Solo recordemos las rabietas también seniles del sobre valorado Cela, por cierto amigo y mentor de Umbral a quien nombro “sucesor”, sobre Javier Marias y Antonio Gala, o los pleitos de vecindad entre la Doña y Carlos fuentes al que llamo mujerujo, o el distanciamiento entre Gabo y Vargas Lloza, o el supuesto duelo entre, otro farsante, José Luis Cuevas y no se que poeta paraguayo. O mas atrás el escarnio de Lope sobre Don Miguel Cervantes. Y el mas divertido quizás, la exhibición de celos y envidias protagonizadas por Quevedo y Góngora, que transcurrió entre sátiras castrosas de uno y otro lado y culmino con la compra de la casa de un Góngora decadente y en la miseria por parte de Quevedo, con humillante y vengativo desalojo incluido. Vaya, ni aún el ahora casi beatificado Borges pudo sustraerse ante el influjo de hablar mal de otros escritores y tratarlos con la punta de su bota adora-anglos. A estas alturas ya tampoco me sorprendería que los evangelistas hubieran sentido celos entre si.
Ojala, ya que decidieron dar la nota vacua, Reverte y Umbral se reten a muerte y se batan en una colina ondulada, brumosa y escarpada como las de sus novelas ya que se sienten personajes de ellas, con espada incluida, y se dejen de tiros a distancia. Pero lo cierto es que un pleito a solas y como la sangre manda no da reiting, ni portadas y mucho me temo, que esta bronca, para desgracia de mi morbo, quedara confinada al papel y a la tinta y solo engrosara el anecdotario de las cretinadas literarias, por que ninguno de los dos personajes dejara su escritorio para poner cara al otro, ya no quedan Góngora ni Quevedos y aunque los hubiera, para estas cosas no hacen falta, para esos lances ya tenemos otros entes que nos montan el espectáculo cotidianamente. Lo lamentable es eso, que cada vez es mas difusa la línea entre la bestia culta y la pavada, quizás por que dejo de importar o por que la línea siempre a sido imaginaria.
HOMERO
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la realidad es que los dos son unos buscabullas, pero de la saliva no pasan.
~Oo°~
yo ni enterado de quin son esos escritores pero igual debe ser divertido verlos aventandose cintas de maquina de escribir jaja
~Oo°~
~Oo°~
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